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BEBÉ: Cortometraje colombiano en el Festival de Cine de Tribeca 2022

Cristina Sánchez Salamanca, directora y guionista de «Bebé», nos cuenta sobre su más reciente cortometraje que hace parte de la selección oficial del Festival de Cine de Tribeca, el gran encuentro de cine independiente que se estará realizando del 8 al 19 de junio de 2022 en Nueva York.

Fotografía: Juliana Reyes. Cortesía de Cristina Sánchez Salamanca.

Bebé, el más reciente cortometraje de la directora de cine colombiana Cristina Sánchez Salamanca, fue seleccionado para participar en el Festival de Cine de Tribeca (TFF22), y tendrá su estreno mundial en el marco de su 21ª edición. Con sede en Nueva York, este festival se ha consolidado como una de las plataformas más relevantes para difundir y promover el cine independiente, y todos los años congrega a grandes talentos de todo el mundo y presenta ante la comunidad internacional una selección de narrativas con un trasfondo cultural, social o políticamente relevante. En esta ocasión, Bebé fue seleccionado dentro de la categoría «Condición Humana», una antología de cortos que comprende diferentes sensibilidades creativas que ahondan en las relaciones humanas tensas y emocionalmente resonantes. En este contexto, Cristina Sánchez Salamanca presenta una historia llena de matices, tan íntima como universal, y se reafirma como un talento prominente del país.

Trailer de BEBÉ, un cortometraje escrito y dirigido por Cristina Sánchez Salamanca, y producido por Duván Duque y Natalia Barriga. Cortesía de Cristina Sánchez Salamanca.

Bebé se centra en la historia de Nina, una niña de once años que está pasando por un proceso de transformación a nivel personal y familiar. En el cumpleaños de su hermanastra, ante las tensiones y fricciones que conlleva integrarse a una nueva familia y ante una relación paternal compleja, debe enfrentarse con sus propias emociones y frustraciones contenidas, sus inseguridades, y encarar su faceta más oscura; en este entorno desconocido, que percibe desde la distancia, «descubre que ya no es tan niña, ni tan pura».

BEBÉ en el Tribeca Film Festival: la cumbre del cine independiente internacional. Póster oficial. Arte: Juan David Figueroa. Cortesía de Cristina Sánchez Salamanca.

En una conversación con Cristina, directora y guionista de este cortometraje, tuvimos la oportunidad de ahondar en Bebé, sus personajes y trama, así como en el lado más personal de ella, el origen de esta narrativa, qué inquietudes tiene a la hora de concebir una historia, cuáles fueron los principales retos en el proceso, qué significado tiene para ella este logro, y qué viene a futuro en su carrera. Después de haberse formado como directora de cine y televisión en la ESCAC de Barcelona, Cristina regresó a Colombia y desde entonces ha trabajado en diversas producciones enfocadas principalmente en la ficción y el contenido comercial. Hoy por hoy, su trabajo está siendo reconocido en los principales festivales de cine independiente del mundo, y está representando a Colombia ante la escena creativa y la industria cinematográfica internacional. Esto fue lo que nos contó:

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EXCLAMA:
¿De dónde viene el argumento para desarrollar la historia de este cortometraje? Si pudieras identificar un origen, o varios, ¿cuál sería? ¿Hasta qué punto hay algo de tu propia historia en él?

Cristina Sánchez: Aunque no es una historia cien por ciento autobiográfica, ya que los personajes y las situaciones son distintas, todo viene desde un lugar de ficción. Sí viene de un periodo de mi vida muy específico en mi infancia, cuando yo estaba en ese proceso de transformación, en todo el sentido de la palabra. Mi cuerpo estaba cambiando, mi hogar y mi núcleo familiar también, mis papás se separaron y mi papá tuvo un matrimonio nuevo, y creo que toda esa mezcla de desconocimiento y falta de control sobre mí, mi cuerpo y de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, me marcó mucho en ese periodo de mi vida. Creó muchas tensiones dentro de mí y con los demás, y fue encontrar esas sensaciones que quedaron conmigo y que me marcaron.

Fotografía: Juliana Reyes. Cortesía de Cristina Sánchez Salamanca.

E: Bebé hace parte de una selección de 42 cortometrajes de los 7.200 que fueron enviados este año a Tribeca. ¿Qué crees que haya destacado a Bebé frente a tantos otros? Específicamente en la categoría de Condición Humana, de la que hace parte.

C. S.: Podría decir que hay una enorme cotidianidad en esta historia, la categoría «Condición Humana» ya lo sugiere, y no se está hablando de nada muy masivo, sino que es sólo un pequeño paréntesis dentro de un marco familiar. Yo pienso que varias cosas nos ayudaron a destacar, una, sin duda, es este retrato tan íntimo de esta niña, y la serie de tensiones, pasivo-agresividades, que hay en ella y en todo su entorno familiar, que yo pienso que frente a la condición humana son muy universales. Cualquier persona puede entender lo que es sentir estas inseguridades, lo que es sentir, quizás, estas rabias, estos sentimientos más «oscuros» que se están representando.

Por otro lado, creo que esa misma oscuridad en esta niña sí destaca; creo que las niñas tanto en lo que nosotros concebimos de ellas, como se mercadean, como se representan, suelen ser unos seres muy puros, muy nobles e indefensos, casi que el mal les acecha a ellas, y con este personaje en particular, este es el día en el que ella se despide de esa inocencia. Nina abraza esa oscuridad que lleva acumulándose dentro de ella, y sí hay este momento de cambio en el que sentimientos tan fuertes como la envidia, la rabia, el rencor, los celos, la ansiedad, surgen de ella. Unos sentimientos que en los niños no se suelen mostrar tanto; a ellos se les muestra muy ajenos a estos conflictos, muy desconocedores de este lugar. Entonces, es posible que con tan solo ver a esta niña encararse a sí misma de esta forma, y a la vez manteniendo esta ternura y este cariño que hay entre ella y su papá, explorando la complejidad y la cantidad de matices que puede haber en una relación padre-hija en el marco de una nueva familia, nos hicieron destacar. Afortunadamente se encontró algo especial en esta historia que se ve tan aparentemente cotidiana y ordinaria, por así decirlo. En lo ordinario y en lo cotidiano hay tensión constantemente.

E: En otras producciones dirigidas por ti, es posible identificar que prefieres enfocarte en personajes algo perturbados, en las figuras de los antihéroes, muchas veces recalcando la naturaleza más humana, y a la vez negada, de las personas. ¿De dónde vienen estas inquietudes y cómo están presentes en Bebé?

C. S.: Estas inquietudes por el personaje antihéroe, que quizás no es él o la más agradable, a mí me llaman mucho la atención porque al final creo que veo más de mí en ellos que en el héroe o la heroína tradicional. De hecho, yo pienso que esos personajes no existen realmente y el normalizar ver a estas personas es saludable, precisamente porque este lado de todos nosotros es normal, es lo que nos define como humanos: no hay una perfección y una absoluta bondad en nosotros, así como tampoco hay una absoluta maldad. Nadie nace malo y nadie nace bueno, sino que es algo en el medio. Y al que ver en alguien esa serie de malas decisiones que se toman, esa serie de represiones, de defectos, yo me identifico mucho con ellos. Siento que es mucho más vulnerable conectar con un personaje desde su lado fallido, menos fotogénico, que con algo que quizás no es tan real, ni tan honesto.
Entonces a mí estos personajes, todas las historias que hay con ellos, me han llamado mucho desde siempre. Creo que es mucho más interesante contar una historia desde las peores decisiones que un personaje ha tomado que desde las mejores. En nuestros mejores momentos, no hemos sido tan vulnerables, ni tan viscerales, como lo somos en estos momentos de transformación, de oscuridad, de reconocimiento de partes nuestras que no son las mejores, y que todos tenemos, al final.

E: Se podría decir que la trama de esta historia se centra en las inseguridades y otros sentimientos reprimidos de Nina, la protagonista, dentro de una relación familiar compleja. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué otras reflexiones están presentes en este cortometraje?

C. S.: Sí, estoy de acuerdo en que se centra en las inseguridades de Nina, pero más que en ellas, se centra en un sentimiento de alienación en ella que le genera estas inseguridades. A mí lo que me interesa es este reflejo, este retrato de un marco familiar que cada vez es más común, y que al final es el marco familiar que yo conozco y con el que me crié. Yo no tengo tantos recuerdos de mis padres juntos, pero he pasado por varias parejas de ellos, varios matrimonios, y varios escenarios que yo no considero que sean negativos, sencillamente son; son parte de la vida y cada vez hacen más parte de las familias modernas que se están formando. Como en toda familia, hay demasiada complejidad en el tema, no es una fórmula y el tener que estar aceptando constantemente gente nueva, gente que puede ser desconocida para uno, que, en ese lugar de pareja de padre o madre, viene con muchas dinámicas difíciles que se tienen que explorar e ir entendiendo. Este es uno de esos momentos en el que solo están intentando entenderse entre ellos, y conocerse entre Nina y la nueva familia, y con su padre, reconocerse.

Esa es una de las reflexiones que más me interesa, que al final todo viene a un tema de aceptación. Yo creo que la aceptación y la inevitabilidad del cambio es uno de los temas que más me importan, porque nuestro cuerpo, las personas que queremos y nosotros mismos estamos en constante cambio, y a veces esos cambios entran en conflicto los unos con los otros. Y cuando uno no es capaz de aceptarlos y reconocerlos, empiezan a surgir estas tensiones, así como a Nina le está costando aceptar este nuevo papá y la nueva gente con la que está conviviendo, a él le está costando mucho trabajo aceptar a su nueva hija, y aceptar que ella también está pasando por un proceso. Es el momento en el que ambos entienden y aceptan que la vida ya no es lo que era, y que ella ya nunca va a volver a ser la niña que fue con su papá y a la que él sabía manejar, educar, disciplinar; a quien él sabía querer. En todos estos procesos, este es un momento de realización entre ellos, de decir «bueno, se nos viene trabajo». Yo no creo que ellos ese día resuelven sus problemas, pero por lo menos es la primera vez que son capaces de verbalizarlos y de poner sobre la mesa que las cosas ya no son lo que eran.

E: ¿Cuáles son los principales retos de hacer un cortometraje y de contar una historia en menos de 15 minutos? Y a la vez, ¿qué ventajas que tiene este formato frente a los otros?

C. S.: El cortometraje, en mi opinión, es lo más difícil que hay, porque en un largometraje tienes mucho más tiempo para dar contexto, para presentar a los personajes, para hacer que se entiendan las dinámicas, para mostrar y que los espectadores estén constantemente recibiendo información y así puedan empatizar con las situaciones que se les presentan. En el caso del cortometraje hay que encontrar un balance, porque si es demasiado masticado y obvio, y se verbaliza todo lo que está sucediendo, creo que no tiene ningún misterio, no es muy interesante. Pero si uno se va hacia una sutileza tan extrema, puede suceder que la audiencia no entienda de qué se trata la historia. Esa es la parte más difícil de hacer un cortometraje, además de, por supuesto, los temas de presupuesto: quienes acceden a trabajar lo hacen desde un amor al arte. Uno siempre tiene algún presupuesto, pero suele ser muy simbólico lo que uno le retribuye al trabajo de las personas tan talentosas que se están involucrando. Entonces poder convocar a todos estos creativos, a todas estas personas técnicas, desde un lugar de sólo que crean en la historia, que crean en el medio con el que estamos contándolo, también es un reto muy grande. Es lo más especial que tiene el corto, y es que es donde más cariño y amor al medio hay, porque es cien por cien eso: el amor a la historia. El amor a contar historias con imágenes.

E: ¿Qué significado tiene para ti haber sido seleccionada en Tribeca y estar exhibiendo Bebé en una de las plataformas con mayor prestigio en el mundo para difundir y promover el cine independiente? Sobre todo, por los valores que representa este festival y las razones por las que fue fundado hace 20 años.

C. S.: Para mí, ser seleccionada en Tribeca es lo que uno sueña desde el primer día que decide que quiere contar una historia. Más que todo porque significa que el mensaje, los personajes, este universo que uno creó, sí le están llegando a otras personas, no sólo desde un lugar de difusión, sino de conexión, que es lo que uno al final quiere hacer a la hora de dirigir y contar historias. Y es que, al tener algo que contar, algo muy personal, muy íntimo, y al estar vulnerando de esta forma sus emociones, también está logrando que otras personas lo vean y se conecten, y que sientan algo que puede ser bueno o puede ser malo, pero hay algo que está sucediendo ahí. El estar en este festival me hace sentir que no hay una indiferencia frente al mensaje, y me siento demasiado honrada; me siento contenta, ansiosa, emocionada y feliz de sentir que una historia tan importante y a la que llevo tantos años metiéndole tanto cariño, y el equipo con el que he trabajado también, le movió el piso a alguien. Y que con que se lo haya movido a una persona, yo ya me encuentro absolutamente satisfecha y feliz, y claro, al estar en este festival, no se trata de una sino más personas. Entonces esto es una gran fortuna, un gran honor, y es muy emocionante poder ir representando un país que cada vez, afortunadamente, tiene más presencia y más fuerza en los festivales del mundo. Y sólo el poder montarse en ese tren de creadores que estamos allí, me honra mucho, pues hay personas demasiado talentosas que lo han estado haciendo, y poder estar junto a ellos y ellas, es muy halagador.

E: A futuro, ¿qué viene? ¿Qué proyectos tienes en mente y te gustaría desarrollar a continuación?

C. S.: En este momento me encuentro escribiendo dos películas, una de ellas es lo que sería el largometraje de Bebé. De hecho, yo Bebé la saqué de un largometraje que ya había hecho, y Bebé supuestamente era una escena y un tipo de concepto visual para poder mostrar, darle visibilidad a la historia, y ojalá conseguir financiación. Y una vez acabé Bebé, sentí que esa historia ya estaba contada, no quería seguir hurgando en ella, pero le estoy dando la vuelta y contando el mismo personaje y el mismo marco, pero desde otra situación, bajo otra interacción, cambiando completamente el punto de vista. También estoy escribiendo otra película de terror que es algo así como una extensión de esa exploración de la oscuridad, ya llevándolo a un lugar de pronto un poco más de género, y pudiendo darme más libertades frente al tema.

Bebé, tendrá dos funciones durante el marco de evento: una en línea el 8 junio a las 6:00 p.m. y la otra presencial, que representará el estreno mundial de esta producción, el 17 de junio a las 4:45 p.m. en Village East by Angelika (de Angelika Film Center).

Más información de Bebé en Tribeca.

Equipo:
Producción: Duván Duque y Natalia Barriga
Productoras audiovisuales: Parche Films y Vista Productions
Elenco: María José Quintero Ruiz, Rashed Estefenn, Juliana Bustillo, Mariana Tallaferro, Renata
Fotografía: Luciana Riso
Arte: Sofía Reyes
Vestuario: Elisa Restrepo
Música: Valeria Oggioni
Sonido: Yeins y Cristian Medina
Edición: Ana Benzal
Maquillaje: Anderson Rodríguez

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