Muchas palabras han sido escritas sobre el trabajo de la maestra Beatriz González (Bucaramanga, 1932) y, sin embargo, a sus 91 años continúa asombrándonos con un ímpetu inquebrantable cuando se trata de irrumpir en las líneas de la historia del arte colombiano presentando un trabajo que, desde su primera exposición en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) en 1964, no deja duda de su potencia estética y simbólica. Por lo mismo, sus trabajos han sido expuestos en el MoMA de Nueva York, en la Tate Modern de Londres, en el Museo Reina Sofía de Madrid, en el Museo de Bellas Artes de Houston; y en esta ocasión, las Salas 1, 2, y 3 del Museo Universitario Arte Contemporáneo en ciudad de México, acogen la exposición Beatriz González. Guerra y paz: una poética del gesto.
Beatriz González. Guerra y paz: una poética del gesto, se plantea como una revisión original de la obra de la maestra Beatriz González, siendo la primera exhibición monográfica de la pintora que se realiza en CDMX, México, pero difiere de las revisiones que se han realizado recientemente sobre la artista en Europa y Estados Unidos, en tanto que la propuesta, no se trata solo de la trayectoria de una “supuesta pop sudamericana, sino que revisa las metodologías de González en la exploración del poder comunicativo de la figura”.
La exposición contó con la curaduría de Natalia Gutiérrez y Cuauhtémoc Medina, quien desde el 2013 es curador jefe del MUAC; además, la coordinación curatorial fue realizada por Alejandra Labastida, ofreciendo un panorama donde se enfatiza en el uso y aproximación de la figura humana en la obra de González, así como los gestos humanos/pictóricos como un “vehículo de comunicación emocional”. Para la artista, sus obras no solo son una manera de plasmar la complejidad de un país como Colombia, o una realidad social como la de América Latina, sino que, también, se presentan como reflejos de su interior, pues ha dicho que, al ver las noticias, es el impacto que algunas de ellas le producen, las que son reflejadas en su trabajo.
Por otro lado, es necesario resaltar que la selección de las 63 obras que conforman la exposición, ha sido clave para dar coherencia a las intenciones de sus curadores, en tanto que se han reunido algunas de sus piezas más relevantes como Los suicidas del Sisga No. 2, de 1965, Señor presidente, qué honor estar con usted en este momento histórico de 1987, su Mural para la fábrica socialista de 1981, o su conocida Decoración de interiores de ese mismo año, entre otras. En estas piezas, la artista revela de manera aguda y siempre con ironía las calamidades de un contexto nacional y global donde hace gala la corrupción y la violencia, y donde el duelo, que también es una de sus inquietudes principales, es afrontado por las mujeres, pues como bien lo dijo la artista “las mujeres siempre están tratando de comunicarse: contar su dolor, saber qué ha pasado con su familia”.
La curadora Natalia Gutiérrez habló con EXCLAMA sobre el proceso de la exposición y esto nos contó al respecto:
¿Desde qué puntos la curaduría se diferencia de otras curadurías que han revisado el trabajo de la maestra Beatriz González?
La exposición es una exposición retrospectiva, es decir, que empieza con las primeras obras de Beatriz González desde el 63, y termina con una de las obras más recientes que son del 2022, y fueron dos grandes telones realizados para esta exposición: el Telón guerra y Telón paz. Nosotros queríamos mostrar que la artista está activa a la fecha y que sigue haciéndose preguntas respecto al arte y a su propia obra. Se diferencia a pesar de ser retrospectiva, en que con Cuauhtémoc Medina quisimos hacer un énfasis en su obra del 85 a la fecha porque sentimos que Beatriz se ha conocido más por los telones o la apropiación del arte universal, pero lo que ella ha venido trabajando desde el 85 son temas relacionados con cómo expresar el dolor y cómo comunicar a través de su obra unos sentimientos relacionados con la afectación de la guerra hacia las personas. Entonces, presentamos una tesis de que la obra se puede estudiar a partir de los gestos como un vehículo de expresión emocional en su proceso de trabajo, es decir, como una herramienta para encontrar la manera de expresar sentimientos.
¿Como curadora y conocedora del trabajo de la maestra, cómo fue trabajar con Cuauhtémoc Medina en la exposición?
El trabajo con Cuauhtémoc Medina y su equipo me permitió, por la cercanía que he tenido con el trabajo de Beatriz, profundizar en otros aspectos al tener una distancia respecto al contexto colombiano. La invitación de Medina fue seguir profundizando en la forma en que opera su pintura desde otros términos estéticos, y para mí fue muy especial y grato, ver cómo las personas en México se comunicaban y se conmovían con su obra, encontrando cercanías desde su contexto particular.
¿Cómo se ha sentido la maestra con esta exposición en el MUAC?
Beatriz participó durante la inauguración en noviembre del año pasado y en su charla dijo que para ella era un sueño cumplido poder hacer esta exposición en México, porque es un gran referente para los artistas colombianos, con sus muralistas y su movimiento cultural. La maestra se sintió muy contenta con la nueva propuesta de la exposición, y confió mucho en la curaduría que hicimos. Se sorprendió porque llevamos nuevas obras que no se habían visto hace años, o que llevaban desaparecidas. El proceso curatorial implicó contactar con coleccionistas que hace tiempo no estaban en contacto con la artista, entonces, al proponer una nueva mirada en la obra, y con todo esto, la maestra se sintió muy satisfecha.