El teórico y crítico de arte paraguayo Ticio Escobar, plantea en su texto Aura latente. Estética/Ética/Política/Técnica, que el arte contemporáneo ha intentado escapar de la estética, o bien, del idealismo metafísico, romántico e ilustrado, a través de un arte identificado en su potencial de disenso, construyendo alternativas diferentes que se oponen al mundo configurado (representado), según los intereses de la rentabilidad del capital. Arrume, es el título de la exposición colectiva de cuatro artistas colombianos en The Clemente Center, una institución cultural puertorriqueña/latina, ubicada en la ciudad de Nueva York, que ha demostrado tener una filosofía inclusiva donde los artistas crean obras multidisciplinarias y coproducciones en un entorno colaborativo, acercándonos un poco a lo que el teórico mencionaba como un arte que se opone a la “realidad conciliada y transparente, desprovista de conflictos, de oscuridades y de pliegues, apta para ser enlatada y consumida como mercancía cultural”.

La exposición, que tuvo la curaduría de la artista Lorena Zuluaga, es un proyecto seleccionado dentro de la convocatoria curatorial que el centro de arte realiza para complementar sus programas de residencias, micro residencias, alquiler de espacios, eventos, charlas, y propuestas de programas en asociación como parte de su misión con la cultura y el arte:

“Damos la bienvenida a propuestas de programas que respalden nuestra misión de conectar y crear conjuntamente con artistas contemporáneos, trabajadores culturales y pequeñas organizaciones artísticas para producir programación con un espíritu receptivo, conversación patrimonial y colaboración provocativa”.

Arrume, ha propuesto como eje central, una reflexión sobre las formas en cómo habitamos y nos movemos por lugares determinados, al tiempo que nos reapropiamos de las imágenes que circulan. Lorena Zuluaga, Juan Santiago Uribe, Alejandro Tobón y Andrés Monzón, trabajaron en la realización de este proyecto colaborativo donde la creación de vínculos contextuales y procesuales fueron fundamentales, y donde cada uno de los artistas asumió una forma de trabajar sobre la palabra “arrume” según su intención y proceso personal, siendo entonces el lugar y la configuración de la muestra en su totalidad, aquella que dio sentido a la reunión de las obras en el espacio expositivo. Por lo mismo, cada obra encontró su lugar gracias a cualidades de contenido y forma que le fueron útiles a la curadora para concebir las piezas en un guion curatorial y museográfico que estuvo acompañado de la mano del arquitecto Julio Cesar Cabrera, donde las preguntas por las costumbres y las tradiciones, el gusto por coleccionar, andar por los mercados, los lugares de encuentro, las fiestas, el deseo, etc., fueron el común denominador de estas cuatro propuestas diversas.

Juan Santiago Uribe presentó una serie de collages y ensamblajes titulados Taxonomía del hogar, donde toma elementos de distintas culturas y ciudades a las que viaja, curioseando por los lugares de compra y venta de cacharros para encontrar objetos, historias y vivencias con los cuales construir un discurso y un cuerpo de trabajo experimental y poético que ha explorado por años, y donde pone en cuestión el gusto y uso por los objetos utilitarios, las decoraciones y porcelanas que se hicieron populares en las clases altas de principios del siglo XX en Colombia; así mismo, se pregunta sobre cómo estas imágenes – icono están en constante cambio de significado entre las clases sociales dispares entre épocas.

Por otra parte, El Equilibrista, historias del rebusque, es la instalación que presenta Lorena Zuluaga y contiene la forma de un “atlas policíaco”: con videos, audios, recortes de animaciones y fragmentos de entrevistas hechas a su padre Rodrigo, sobre cómo han sido algunas historias de sus viajes de rebusque por lugares poco convencionales de Colombia, al tiempo que se teje una historia familiar y política que evidencia las crisis migratorias, la globalización y rutas de mercancía, creando un “retrato de las rutas y maniobras de la felicidad y la fragilidad de la informalidad laboral”.

Por su parte, el artista Alejandro Tobón quien siempre ha mostrado un interés por los valores del territorio, la condición de habitar un espacio y crear un lugar propio, presenta la obra Monumentos del futuro, en la cual, crea rocas y montañas trabajadas a partir de modelos geométricos en madera, fragmentos de muebles viejos y pedazos de patinetas de skateboarding volviendo a la idea de territorio; así mismo en The New Yankee Workshop, trabaja el mito del hombre de los oficios a partir de un ensamblaje conformado por varios martillos de madera, con los cuales analiza el pensamiento capitalista de la década de los años 30 y las nuevas formas de imaginar lo masculino dentro de nuestra cultura.

Finalmente, con una propuesta que marca una conexión importante sobre sus antepasados, Andrés Monzón, se pregunta sobre ¿Cómo llegamos acá? Y ¿De dónde somos?, mostrando en su trabajo un profundo interés en conocer su herencia cultural donde se reconoce como parte de una etnia andina, entendiendo las complejidades del mestizaje y los procesos de colonización en los territorios. Así, en la obra “Bodegón”, elaborada a partir de cal, yeso y óxido de hierro (la misma técnica en la que los Quimbaya han trabajado sus piezas), reconfigura los lenguajes de apilamientos y arrumes de frutas y verduras que son comunes en los mercados y plazas populares, y cuya forma nos recuerda a las esferas que tiene en su parte superior el poporo Quimbaya.

Los Arrumes expuestos en The Clemente Center, tal y como escribe la curadora Lorena Zuluaga, “se convierten en ventanas – plataformas donde circulan y se conectan diversas posibilidades de hacer y de ver, y que, desde visiones muy personales, apuntan a preguntas universales para reconocernos en y con los otros”.

Autor: Úrsula Ochoa

En su formación como artista ha realizado estudios en Historia y Teoría del arte del siglo XVIII; Periodismo cultural y crítica de arte, al igual que análisis de la imagen a partir del pensamiento Estético en Friedrich Nietzsche y Aby Warburg. Ha trabajado como crítica de arte en la sesión Palabra y Obra del periódico El Mundo. Escribe para la Revista Internacional de arte Artishock y colabora con la sesión de cultura de El Espectador. Actualmente se desempeña como curadora de contenidos, asesora y docente y es candidata a Magíster en Estética de la Universidad Nacional de Colombia donde obtuvo la Beca de Facultad.

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