El Maestro Antonio Caro ha sido desde hace casi medio siglo un hombre trasgresor. Su obra conceptual tiene una carga política que responde oportunamente al acontecer del país. Desde el desobediente estudiante que abandonó la Academia y sacudió los cimientos de las instituciones con sus primeras exposiciones, hasta el reconocido artista en ámbitos internacionales, como fundador del arte conceptual Latinoamericano; su obra es sinónimo de irreverencia y polémica. Y siempre ha dado de qué hablar. Sus piezas más conocidas todavía siguen vigentes y son referentes para una generación.
Hablar con el Maestro Caro es una tarea análoga. Alejado de la inmediatez de las intrusivas comunicaciones celulares, responde a su tiempo y con prontitud. Su posición frente al status quo es evidente. Accede al correo y usa alguna red social como enlace con este mundo agitado y desenfrenadamente conectado. Conversamos con él sobre Comunicación, Lenguaje y Política en el siglo XXI y nos contestó haciendo énfasis en mantener el sentido hiper-conceptual de su acercamiento.
EXCLAMA:
Usted ha sido siempre catalogado como un rebelde. ¿Cómo se mantiene la rebeldía después de casi 50 años siendo uno de los artistas más reconocidos del país?
Antonio Caro:
Ahora, cuando ya soy una persona mayor, ojalá pueda ser propositivo y constructivo. Es bueno tener paradigmas. Para mí, el maestro Francisco Toledo es un gran ejemplo.
Definitivamente el arte es uno de los quehaceres de la comunicación contemporánea. ¿Cómo ve el papel de los medios hoy como influencia de los artistas jóvenes?
Todos los artistas, jóvenes o viejos, deben tener en cuenta la capacidad de lo masivo, la importancia y la preponderancia de los medios de comunicación contemporáneos.
C»Achiote» Obra del maestro Antonio Caro, 2001.
Hoy los nuevos medios (redes sociales, internet, etc.) cambiaron la forma y el modo de comunicarnos. ¿Cómo cree que la relación del lenguaje conceptual con sus múltiples significados se ha perdido o se ha transformado en este mundo hiperconectado e inmediatista según su mirada crítica del arte actual?
Marshall McLuham dijo: “El medio es el masaje” y eso también es cierto con respecto a las tecnologías digitales, pero hay que tener en cuenta que el arte se desenvuelve a nivel epistemológico.
Aunque el lenguaje de la publicidad tiene un sentido estético, prima su carácter comercial. ¿Cómo lograr que el sentido estético de las obras de arte contemporáneas tengan hoy un sentido contestatario y rebelde a partir de una clara aproximación comercial?
Lo importante es que los artistas piensen en la esencia cultural y en el nivel simbólico de su trabajo y no en el valor comercial de sus productos.
La Academia ha sido siempre un espacio de reflexión sobre la importancia del Arte en la sociedad. ¿Según su experiencia, qué espacios de crítica y reflexión quedan para quienes se han apartado de la Academia?
Yo valoro mucho el conocimiento académico. Con mis escasas herramientas conceptuales trato de leer artículos de la antropología y de los estudios culturales.
El tono político de su obra de los setentas revolucionó y conmocionó la sociedad colombiana de la época. ¿Qué obra suya de ese entonces se adaptaría a la realidad política actual? ¿Por qué?
“Aquí no cabe el arte”.
En Colombia siguen asesinando líderes sociales.
A lo largo de su vida ha tratado de burlar las instituciones y criticar el status quo con irreverencia e inteligencia. ¿Cuál sería su último acto de irreverencia con relación a los hechos políticos y sociales de esta ya casi mitad del siglo XXI?
Los colombianos y en especial todos los agentes culturales debemos estar en guardia ante las perversidades políticas que implica el fomento de la Industria Naranja.
Entrevista por Santiago Gutiérrez Villar
Retratos por José Mejía