Cuando se habla de ritmo llega a la mente una tonada pegajosa o un sonido con cierta unidad. En la fotografía, el ritmo es la repetición de un elemento dentro de la escena (la imagen). Así como en la música las notas musicales guardan un espacio entre sí y se repiten para llegar a nuestro oído de la mejor forma, en el ritmo fotográfico, un elemento se repite para llegar a darnos placer ocular. La sincronía de los elementos le da un balance a la imagen creado a partir de la simetría del cuadro.
El japonés Daisuke Takakura ha trabajado con este concepto en algunas de sus fotografías, para llevarnos, por medio del ritmo, a mundos pacíficos. En su muestra “Monodramatic”, Takakura hace una reflexión sobre el “yo” y crea un espacio en donde una sola persona es reproducida varias veces para dar la impresión que ésta se encuentra con varios clones.
El ritmo no solo se efectúa al repetir al mismo sujeto varias veces, los espacios en donde las fotos toman lugar también son pensados para llegar a una armonía; por ejemplo, en una de sus fotografías, los actores son una pieza más de la composición, mientras las ventanas y los balcones de un edificio rosa, juegan a dar profundidad por medio de la repetición.
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