Un sonido que mezcla beats electrónicos con rock, le pasa el micrófono a la ciudad en la que habita para que esta misma haga sus declaraciones en forma de música. Sismo: la banda que está sacudiendo el circuito musical de la capital.
Conversaciones diarias. Ruidos y cacofonías hechas música e instrumento. Voces cotidianas que han sido usurpadas para componer y contar historias. Fotogramas citadinos y sonidos híbridos pensados para provocar movimientos telúricos en el interior de aquellos quienes los escuchan.
Sismo es una agrupación colombiana creada en el 2004 por Manuel Ignacio Díaz y Álvaro Buendía, dos amigos de infancia que encontraron en la música el interlocutor perfecto para hacer sus declaraciones personales, amorosas y políticas. Atrincherados en sonidos electrónicos, esta banda que tiene el ADN rítmico de actos como Air o Telepopmusik, mezclado con el tono propio de la voz latina, la armonía del folk y las narraciones del rock en español, se ha abierto, a puro pulso, un camino en la escena musical del país.
Sin formas ni formatos preconcebidos, esta agrupación que ha cambiado de alineación más veces que la selección colombiana de fútbol, ha encontrado en esa fluctuación de personas, sonidos e instrumentos la esencia de su producción lírica y sonora. Sismo, hoy compuesta por Javier Ojeda en la guitarra, Juan Andrés Rodríguez en las percusiones, Daniela Zabala en los teclados, Santiago Barreto en el bajo y Manuel Díaz, alias Molo en la voz, se ha hecho además, gestora de ese circuito alternativo musical bogotano que le ha apostado a sacarle una radiografía a la ciudad, a darle voz a su gente y a ser muestra de esas mezclas que se pueden generar sólo en una urbe gigantesca. Una apuesta que se ha hecho de la mano con otras bandas que comparten sus preferencias musicales, visuales, políticas e incluso estéticas como Retrovisor y De Juepuchas.
Con dos discos, Pueblo (2005) y La Magia Existe (2009), rotando por emisoras y espacios web y con un tercer álbum en construcción que será liberado este año, en el que apremia lo acústico y los instrumentos tradicionales como el charango y la bandola, esta banda deja en claro y ratifica su apuesta, una que ellos mismo describen así: «Sismo quiere rescatar esas cosas pequeñas de la vida que dan satisfacción y provocan sonrisas en la gente. Sismo: un temblor personal. Un movimiento interno”.