“Una mosca, en un museo, devorando un retrato en descomposición, obrando ante el cuerpo de un testigo y haciéndolo obrar: esto es, para nosotrxs, arte vivo.” Mapa Teatro
Mapa Teatro fue fundado en París en 1983, pero tienen su sede en Bogotá desde 1986, un centro de operaciones donde realizan procesos y eventos creativos en vivo como teatro, ópera, cabaret, radio, instalaciones de sonido y vídeo, intervenciones urbanas, acciones y conferencias performáticas, convirtiéndolo en un espacio propicio para traspasar fronteras geográficas, lingüísticas, artísticas, y escenificar cuestiones locales y globales a través de diversas operaciones de “pensamiento-montaje”.
El pasado 29 de octubre, el Museo de Arte Miguel Urrutia (MAMU), presentó la exposición antológica “Mapa Teatro. Laboratorio de la imaginación social, 40 años”, en la cual se reúne a partir de una cartografía poética, el trabajo de 40 años de proyectos y puestas en escena de este laboratorio de creación audiovisual y teatral. El proceso de realización de esta antología, se inició en el año 2020 cuando la directora del MAMU, María Wills, sensibilizada por la pandemia, les propuso realizar esta gran exposición al sentir la necesidad de encontrar propuestas artísticas que acercaran el cuerpo al museo, así como la experiencia del cuerpo; en ese sentido, consideró al colectivo como los más indicados para llevarlos al museo y poder transcribir o traducir la experiencia del teatro a este espacio institucional.
Sin embargo, pensar en un proyecto de este alcance durante la pandemia, parecía todo un reto imposible de realizar. “En 2020, María Wills, directora del MAMU, nos propuso esta exposición. Sin embargo, en plena pandemia era difícil imaginar cualquier cosa, qué sentido darle y cómo dar forma a esta invitación. Nos tomó mucho tiempo pasar al acto de creación, materializar el gesto, llevarlo al espacio. El montaje en las salas del museo se llevó a cabo en un mes de inmersión intensa con un equipo de nuestro laboratorio y del museo que trabajó sin descanso.”
Heidi y Rolf Abderhalden, son dos hermanos que han tenido una visión rotundamente humana sobre lo que significan “las artes”, así en plural; y lo han demostrado a través del intercambio, la experimentación, la atención al contexto y una metodología audaz donde sus materiales, como ellos mismos enfatizan, son “el alma, el cuerpo, el espacio y el tiempo”; y con ellos, hacen preguntas a la historia, a la arquitectura y a las artes mismas, donde, tal y como escribe la curadora Carolina Ponce de León: “Las respuestas —siempre transitorias— se traducen en apuestas estéticas (narrativas, visuales y sonoras) arriesgadas, en las que se desplazan continuamente el mito, la historia, la ficción y la actualidad; la esfera íntima y la esfera pública; el simulacro y la realidad; el documento y la ficción; la poética y la política.”
La exposición muestra un despliegue museográfico absolutamente potente que estuvo apoyado por Camila Salgado, y que se corresponde con la narrativa curatorial planteada por Carolina Ponce de León, donde los espectadores son invitados a tomar un papel importante en la configuración de las obras, los medios y el espacio del museo, a partir de una serie de propuestas inmersivas que articulan tres de los proyectos más importantes del laboratorio: Prometeos (2002-2012), Anatomía de la violencia en Colombia (2012-2022), ubicados en el segundo piso, y Atlas (1993-2022), situado en el tercer piso dividido también en tres modalidades de laboratorios de creación que presentan variaciones de obras como Extrañas Amazonas, Horacio (laboratorio de la imaginación social), La luna en el Amazonas, De los dementes o faltos de juicio (laboratorios de etnoficción) y una obra realizada especialmente para la muestra, titulada Hotel Atlanta (ficción de laboratorio). Sobre la invitación a la curadora Carolina Ponce de León, comentó María Wills:
“Fue muy lindo que Carolina nos acompañara en este proceso una vez ellos ya habían aceptado la invitación… El momento en el que confluyó el interés de reconocer todo el trabajo de Mapa Teatro…entonces en ese momento en simultáneo yo había leído el libro de Carolina Ponce de León y era muy poderoso poder vincular a alguien que vivió el contexto, que se formaron juntos en su juventud, porque la relación está mediada mucho más del conocimiento académico y teórico; la relación está mediada también por el afecto y la manera de proyectar y crear proyectos conjuntamente.”
En la muestra se pueden apreciar obras como Testigo de las ruinas (2002-2015), La limpieza de los establos de Augías (2004), Los Santos Inocentes (2010), Discurso de un hombre decente (2012), Akulliku (2013), La despedida (2017) y La balsada (2021), entre otras. Así mismo, se han llevado a cabo diferentes activaciones en fechas específicas que hacen parte de la programación del museo, “lo que hace de esta exposición una experiencia única, rara vez vista en un museo.” Una de las obras más importantes que se puede apreciar en la muestra es el proyecto Los incontados: un tríptico (2014); donde en tres espacios consecutivos, articulados a modo de tríptico, la propuesta “dibuja una escalofriante alegoría de los dispositivos utilizados por los perpetradores de la violencia en Colombia desde la segunda mitad del siglo XX”. Tres celebraciones o fiestas son las que encarnan el núcleo del proyecto; así las piezas Los Santos Inocentes (2010), Discurso de un hombre decente (2012), y Los Incontables (2014), se articulan en una totalidad inmersiva y en una puesta en escena que deja clara la dimensión absolutamente experiencial y humana de la obra de Mapa Teatro.
“Para nosotros lo más crucial era poder crear experiencias en el museo y es parte de una línea de trabajo que tengo, que implica emplear esa palabra de “decolonizar” las prácticas del museo más allá de los temas tradicionales, e implica que las prácticas se vuelvan más abiertas y por ende haya cruces de disciplinas: las artes vivas, el teatro, la literatura, la ida de laboratorio de creación y por supuesto el performance y las activaciones que han sido cruciales porque la exposición se ha activado todos los sábados, entonces nos salimos del modelo de exposición tradicional y eso ha sido muy interesante y ha convocado a otros públicos, no solo de otras disciplinas, sino una inclusión grande desde la perspectiva social”, resaltó María Wills sobre la muestra.
Úrsula Ochoa habló con la curadora Carolina Ponce de León para EXCLAMA, y esto fue lo que nos narró sobre el desarrollo de la curaduría y los retos museográficos que tuvo la configuración de esta importante exposición:
ÚRSULA OCHOA: Nos gustaría saber un poco sobre ¿cómo surgió la iniciativa de realizar una exposición sobre Mapa Teatro?
CAROLINA PONCE: El proyecto surgió a raíz de una invitación que nos hizo María Wills, directora de la Unidad de Arte y otras Colecciones del Banco de la República, quien nos planteó el reto de realizar una exposición retrospectiva de Mapa Teatro con ocasión de sus 40 años de vida artística.
ÚRSULA OCHOA: Es indudable que la exposición representa un gran aporte a la cultura visual al recoger 40 años de trabajo de Mapa Teatro en esta muestra antológica en el MAMU. ¿Cómo lograste articular las prácticas interdisciplinares que abarcan las arte escénicas, la arquitectura, la historia y por supuesto el arte de Mapa Teatro, dentro de la curaduría de la exposición?
CAROLINA PONCE: El proceso curatorial se realizó a través de un diálogo íntimo y continuo con Heidi y Rolf. Desde el inicio, imaginamos una exposición distinta a la organización “museográfica” de archivos (fotos y videos de registro, programas de mano, afiches, recortes de prensa, etc.), y de memorabilia de obras escénicas, por ejemplo, vestuarios, accesorios, residuos escenográficos, etc. Además, el modelo de ‘retrospectiva’ más común suele basarse en la (re)construcción de un relato lineal y cronológico. Sin embargo, es un modelo predecible que, generalmente, resulta desprovisto de sensorialidad y de cuerpo (puesto que favorece una aproximación intelectual a los contenidos). Para lograr una visión distinta y abarcadora de las complejas dimensiones de Mapa, la curaduría se sumó a una suerte de laboratorio de pensamiento-creación con Heidi y Rolf que integró, en consonancia, nuestras distintas perspectivas, especialidades y deseos para consolidar los principios de la exposición, siempre en función del espacio como arquitectura y concepto atravesado por la noción de artes vivas que rige la práctica transdisciplinar de Mapa.
ÚRSULA OCHOA: La exposición escapa a los esquemas lineales de una muestra retrospectiva mucho más estándar. ¿Qué retos museográficos tuviste que enfrentar para que se diera esa coherencia espacial y temporal de un trabajo creativo tan diverso y plural como el de Mapa Teatro?
CAROLINA PONCE: Un reto inicial fue el hecho que las obras de Mapa no existen de la misma manera que las obras que uno puede encontrar en el taller de un artista las cuales, en principio, son específicas y acabadas. Al contrario, lo que Mapa conserva en sus depósitos son huellas de acontecimientos. Es decir, no son piezas autónomas: pertenecen a los procesos transdisciplinares y extraordinariamente complejos de sus laboratorios de pensamiento- creación.
La naturaleza esquiva de los “materiales” de Mapa —y su propia significación— depende de factores que van más allá de los objetos mismos. Por ello, la necesidad de abordar la curaduría no solo como parte de un proceso colectivo, sino también, de un ejercicio dramatúrgico. Por ejemplo, una simple máscara desgastada de Halloween, colgada de una puntilla o colocada en una urna, quizás puede ‘representar’, como indicio, la obra escénica de Los Santos Inocentes. Pero sería una representación plana. En cambio, cuando se integra a un escenario necropolítico de fiesta y violencia, donde el espectador que lo ocupa puede percibir el agite de los cuerpos, la vibración de los colores y sonoridades de la fiesta popular de Los Santos Inocentes en Guapi… cuando la máscara deja adivinar la tensión del cuerpo negro travestido en mujer, látigo en mano, y en él, el desquicio de la racialización histórica de los cuerpos, esa misma máscara se vuelve multidimensional. Dentro de la dramaturgia construida entorno a ella, la máscara deviene más que ella misma.
Esto explica porque, en lugar de instrumentalizar los contenidos para fines didácticos unidimensionales, precisábamos convertir el museo en un campo de experimentación. Nuestro propósito era evocar —sin ilustrar— la trayectoria de Mapa Teatro, desplegando su universo poético, sus imaginarios y preguntas mediante estos espacios inmersivos e interconectados por los velos y transparencias que los definen.
Por otra parte, como pudiste observar, decidimos no incluir una línea de tiempo y evitamos un recorrido cronológico de las obras. El término ‘retrospectiva’ connota un tiempo pasado, cumplido. Quisimos mostrar, en cambio, que los recorridos de Mapa son expansivos, que se dibujan una y otra vez como constelaciones de hechos artísticos interconectados.
Si bien cada obra de Mapa ve la luz pública por medio de un acontecimiento inicial —escénico, performativo, instalativo, fílmico, etc.—, esta aparición es susceptible de migrar hacia nuevas configuraciones según los espacios, contextos y dispositivos. Por ejemplo, una variación de Los Santos Inocentes es la máquina automatizada del látigo que se vincula con las proyecciones fantasmales, al interior de la sala, de los hombres enmascarados en Guapi, por la fracción de segundo que dura cada latigazo). Esta pieza condensa todos los sentidos de la obra escénica, evocando, con la fuerza aterradora de su gesto, el dolor causado sobre las poblaciones afrodescendientes durante la Colonia y, ahora, por la condición de violencia que sufre esa región.
Esta exposición es un ejemplo por excelencia de estas migraciones: cada instalación fue concebida en función de los espacios del Museo, y, en este sentido, adquirió una nueva autonomía, en tiempo presente. Es una variación inédita que actualiza las obras de las cuales partió. Por razones presupuestales y técnicas, tuvimos que ajustar la propuesta inicial, eliminando algunas obras. Esto nos llevó a optar por la figura de ‘exposición antológica’ que, pese a una selección menor de obras, podía, no obstante, condensar todos los elementos estéticos, poéticos, éticos y micropolíticos que constituyen el universo de Mapa. Así, concentrándonos en tres proyectos —La anatomía de la violencia y Prometeos (piso 2) y Atlas (piso 3)—, que a su vez incluyen varias obras relacionadas, la curaduría se estructuró, por un lado, sobre los modos de producción de Mapa —los laboratorios de la imaginación social y los laboratorios de la etnoficción— y, por el otro, sobre las preguntas y perspectivas poéticas, éticas y micropolíticas reincidentes en estos laboratorios: la historia política colombiana, el archivo y la ficción, el cuerpo, la ciudad, las comunidades experimentales temporales, etc., siempre en el ámbito de las artes vivas.
ÚRSULA OCHOA: El espectador es un agente central en la exposición, dadas las puestas en escena de las piezas, proporcionando un sentido de inmersión y participación innegable en el despliegue museográfico. ¿Qué papel crees que juega el público en el diálogo y la recepción de las obras seleccionadas para la muestra?
CAROLINA PONCE: La práctica artística de Mapa es transgresora. Por eso, al asumir el museo como un campo de experimentación —y la exposición como un laboratorio de la imaginación social—, era de esperar que buscaran propiciar relaciones entre el público, el arte y la institución diferentes a las habituales. Además de las activaciones, el despliegue sensorial (visual, sonoro, lumínico, etc.) brinda al público la posibilidad de integrarse a la exposición desde su percepción y subjetividad singular. El cuerpo se hace presente a través del público y potencia el pulso de las artes vivas, un campo en el cual Mapa es pionero en América Latina, (verbigracia, el programa de la MAESTRÍA INTERDISCIPLINAR EN TEATRO Y ARTES VIVAS de la Universidad Nacional de Colombia, que ellos concibieron y fundaron). Esto es importante porque esta exposición demuestra que las artes vivas no se limitan a la puesta en escena de un cuerpo (disciplinado) en el espacio —el del actor, performancero/a, danzante, cantante, etc.—. Lo vivo se halla en el afecto que detonan las fuerzas vitales de estos hechos artísticos en el cuerpo de cada unx, artista o no, en escena o no.
ÚRSULA OCHOA: Muchos de los proyectos y actividades realizados por Mapa Teatro han estado ligados de forma muy especial con el espacio y la arquitectura de su centro de operaciones, la casa que han habitado por décadas, donde realizan procesos y eventos creativos en vivo. ¿Cómo se trasladaron estas circunstancias sensoriales y emocionales asociadas a la experiencia del espacio, al contexto y las condiciones del Museo Miguel Urrutia del Banco de la República?
CAROLINA PONCE: Hotel Atlanta —el lugar de las activaciones— está compuesto por un espacio amplio donde están instaladas las graderías de Mapa y, al fondo, una caja “mágica”, un escenario, donde se proyectan hermosas vistas de los espacios interiores de la casa republicana que ha servido como sede de Mapa Teatro desde el año 2000. Esta pieza fue creada especialmente para la exposición. La casa está presente, además, en la fotografía de su patio interior que está impresa sobre el muro caído que sirve de entrada principal a la exposición. Se “atraviesa” esta imagen como un portal de ingreso al universo poético que se ha gestado entre sus muros. Por su potencial evocativo e histórico —es una ruina persistente—, la casa es una figura esencial de los escenarios y procesos de creación de Mapa: es testigo, refugio, guardiana de secretos y espectros; es protagonista. Al mismo tiempo, por la naturaleza fluida (transdisciplinar, transfronteriza, transgénero, translingüística) de la práctica artística de Mapa, la casa evoca la facilidad con la que conjugan lo micro y lo macro. Desde hace unos quince años, Mapa realiza giras internacionales por países de Europa, Asía y las Américas. Por eso me resulta fascinante que en la intimidad de su ruina magnífica en la calle 23 con séptima, se gestan visiones —cosmogonías, ficciones poético-políticas, destellos de sabor local con alcance global— que proyectan esta esquinita tan bogotana más allá de fronteras cercanas y lejanas.
La exposición Mapa Teatro. 40 años del “Laboratorio de la imaginación social”, estará abierta hasta el 6 de marzo del 2023 en el Museo MAMU en Bogotá.