El pasado 1 de septiembre Casa Hoffmann presentó las exposiciones SOMA de la artista Katy Beltrán y SABANA de Iván Herrera (ganador del Premio Nacional de fotografía 2021), bajo la curaduría de Santiago Rueda. Ambos exponentes de la fotografía contemporánea en Colombia, proponen una mirada a las prácticas, procesos, problemas y conceptos que atraviesa la fotografía en el contexto actual.
En primer lugar, SOMA de Katy Beltrán se constituye como una propuesta que, desde una perspectiva feminista, indaga y reflexiona sobre los desplazamientos, cosificaciones y aprisionamientos psicológicos de los cuerpos feminizados y racializados. “La artista entiende aquellos fenómenos como resultado de la confluencia de las prácticas de representación, los medios de consumo y la naturalización de prejuicios.” En este sentido, podemos recordar los planteamientos de Judith Butler quien explora críticamente los modos en que los medios de comunicación efectúan procesos de humanización y deshumanización de los cuerpos a través de dispositivos masivos de control.
En los trabajos de Katy Beltrán encontramos figuras “mutiladas”, cuerpos sin rostros y fragmentos desde los cuales la artista trasmuta la concepción de la corporalidad al llevarla al orden de la “irrepresentabilidad” estética como exterior constitutivo de esos cuerpos cuando ya no son sujetos, sino objetos fragmentados; es decir, una corporalidad inverosímil, donde la construcción de las identidades encuentran su límite y donde el “cuerpo” es, en suma, sujeto y objeto de poder y sometimiento.
Por su parte, el trabajo documental que presenta Iván Herrera, SABANA, que fue galardonado con el Premio Nacional de fotografía en el 2021, entabla reflexiones alrededor del espacio rural, sus habitantes y sus transformaciones, tomando como puntos de referencia los artistas de la Escuela de la Sabana, quienes, a inicios del siglo XX se dedicaron a pintar el altiplano. El trabajo de Iván Herrera que fue desarrollado durante los dos últimos años usando una cámara instantánea, se basó en captar “paisajes brumosos, sombríos o fríamente deslumbrantes, dando cuenta de un mundo rural que se disuelve, y de un universo donde no existen certezas”. La “función transitiva” de la fotografía, de la que hablaba Judith Butler, se refiere justamente a su capacidad de comunicar y transmitir conocimiento proposicional, valores éticos y estéticos, y por supuesto afectos. Así, las imágenes casi bucólicas de Iván Herrera mantienen una poética neutra que bien contrastan con las imágenes distópicas y ácidamente críticas de Katy Beltrán.
En buena medida, las fotografías, (siguiendo a Butler), escriben el guion a partir del cual vamos a leerlas. Cuando otorgamos un carácter “transitivo” a las imágenes fotográficas, estamos posibilitando abrirnos a un diálogo con ellas: dándoles un título, situándolas, describiéndolas, y nombrando aquello que las compone, explicando el marco que funciona como límite de lo que muestran, con el filo de cara a los paisajes y cuerpos que quedan en los márgenes.
SOMA y SABANA hacen parte de la propuesta ganadora de Casa Hoffmann para la Beca Red de Espacios Independientes del Instituto Distrital de la Artes IDARTES. La exposición estará abierta al público hasta el próximo 1 de octubre.
Fotografías: Cortesía Casa Hoffmann.