Damien Jalet. Foto: Joel Saget
Las obras de Damien Jalet, coreógrafo y bailarín belga, son como el cuerpo; nacen en el vacío, para hacerse carne y movimiento. Concebidas en profunda sincronía con las compañías de bailarines y en colaboración con músicos, escenógrafos, diseñadores y artistas visuales, suelen partir de los rituales de cada región y se convierten en mitologías corpóreas que ponen en movimiento conceptos en tensión como la levedad y el peso, la regeneración y el deterioro, lo líquido y lo sólido, lo permanente y lo inmediato.
ORIGEN
VESSEL (2016). Damien Jalet y el artista visual Kohei Nawa fusionan escultura y coreografía para crear una mitología a través de la exploración de la anatomía humana. Teatro Rhom de Kyoto. Foto: Yoshikazu Inoue, Gilles Delmas
Jalet nació en Bélgica (1976) en uno de los barrios más sofisticados de Bruselas. Estudió teatro en el Instituto Nacional Superior de Artes del Espectáculo de Bruselas, etnomusicología y danza en Nueva York. Bailó en la compañía de Wim Vandekeybus antes de entrar en el colectivo Les Ballets C. de la B. Y ha sido bailarín e intérprete en la Sasha Waltz et Invités, Chunky Move, Eastman, NYDC Hessiches Staatballet, l’Opéra de Paris, Scottish Dance Theater y la Iceland Dance Company. Posterior a esto, su práctica se desplazaría a la coreografía, lugar donde ha extendido su potencia y ha recibido reconocimiento global.
EL AUTOR
OMPHALOS (2018). Creada para los 20 bailarines de la compañía nacional de danza Ceprodac, Omphalos explora mitos olvidados, europeos e indígenas, sobre los orígenes de México; una reflexión sobre el ser humano y su relación con el cosmos. Música de Marihiko Hara y Ryuichi Sakamoto. Foto: Daniel Lugo, Rodrigo Espinoza, Fausto Dijon Quelal
Como coreógrafo, Jalet parece liberar el cuerpo del bailarín y trasladarlo al lugar escultórico. Establece un contraste entre el movimiento, como medida del presente y la quietud, como eternidad. Lo que también habla de su relación con la danza, la pregunta por la presencia efímera y la persistencia en la memoria. Sus posturas sin cabeza, donde oculta el rostro de los intérpretes como si de entes anónimos se trataran, son también visiones de la contracción y la energía que contiene un cuerpo. Y las referencias a la iconografía pagana, los patrones geométricos, la crudeza que limita con el horror, las cuerdas como ataduras -que son también lazos entre lo material y lo espiritual-, la desnudez convulsa, el sonido percutivo de la respiración, y la resistencia a la gravedad, son elementos que atraviesan toda su obra.
MANIFIESTO
SKID (2017). Una creación para 17 bailarines sobre una plataforma de 34 grados. Aquí, la relación del ser humano con la poesía de la resistencia y el abandono de la propia gravedad, pone en movimiento los cuerpos. Foto: Mats Bäcker, Mélanie Challe
«Como escritor dejas un libro, como pintor dejas tus obras… Lo que dejas como coreógrafo es una pregunta… Es efímera. ¿Entonces cómo podemos seguir dejando huellas y romper el hechizo?» dice Jalet. Es el cuerpo un material pliable, enigmático, presente, sin género. «Existe esta idea de que la identidad, la que normalmente leemos, desaparece. (…) Surgen otras cosas y la frontera entre lo que es humano y lo que no lo es se disuelve. Me gusta plantear la cuestión de qué significa que nos definamos como humanos y que al mismo tiempo haya tantas cosas que no son humanas en nosotros», dice.
OBRAS
ANIMA (2017). Un film musical de 15´ dirigida por Paul Thomas Anderson, coreografiada por Damien Jalet y protagonizada por Thom Yorke. © Damien Jalet
Entre sus obras más importantes se encuentran Les Médusés (2013), una coreografía al interior del Musée du Louvre; Vessel (2016) junto al artista visual japonés Kohei Nawa para el RHOM Theater Kyoto; la película The Ferryman (2017), con el director Gilles Delmas y música de Ryuichi Sakamoto durante la Bienal de Venecia; Skid (2017) para la Göteborgs Operans Danskompani; Suspiria, película dirigida por Luca Guadagnino con música de Thom Yorke; La ópera Pelleas y Melissande (2018), junto a Sidi Larbi Cherkaoui, con escenografía de Marina Abramović y vestuario de Iris van Herpen; y Omphalos (2018), junto al escenógrafo Jorge Ballina y el diseñador Jean-Paul Lespagnard para la Compañía Nacional de Danza Contemporánea de México. En 2019, se convirtió en artista en residencia en el Théâtre National de Chaillot de París, donde coreografió la película musical Anima, dirigida por Paul Thomas Anderson y protagonizada por Thom Yorke y en 2020, aceptó una oferta del Ballet de la Ópera de París para crear Brise-Lames, con el artista visual JR, el pianista Koki Nakano y el bailarín Aimilios Arapoglou.
TERRITORIOS
PELLÉAS ET MÉLISANDE (2018). La ópera simbolista de Debussy es concebida desde una perspectiva coreográfica por Damien Jalet y Sidi Larbi Cherkaoui con escenografía de Marina Abramovic y vestuario de Iris Van Herpen. Foto: Rahi Rezvani, Annemie Augustijnen
Jalet establece conexiones muy fuertes con los territorios físicos donde se mueve y realiza sus obras. De ellos, toma prestados la tradición, la iconografía y el paisaje para reinterpretarlos a través de la dirección coreográfica y el cuerpo de los bailarines. Siempre en un proceso colaborativo y cooperativo con las compañías que dirige y los creadores de otras disciplinas, crea a partir de las prácticas propias de un lugar físico, otro lugar simbólico donde lo estático y preciso, lo primario y caótico, lo oscuro y lo traslúcido danzan y se mueven en el espacio con una belleza sobrecogedora.
Conoce más:
Instagram: @damienjalet
Vimeo: Damien Jalet
Facebook: Damien Jalet