Los materiales juegan un gran papel a la hora de crear una pieza de arte. Su diversidad muchas veces es la que atrae a ciertos ojos curiosos que simplemente quieren deleitarse con algo totalmente nuevo. En el caso del artista mexicano Jose Dávila, los materiales hacen de su obra algo totalmente paradójico, un mito que hay que resolver o simplemente un caos que coexiste entre sí.
Jose Dávila es un artista autodidacta que estudió arquitectura en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, en Guadalajara, y se podría decir que es por eso que tiene una gran atracción hacia los materiales de construcción. Su obra se origina a partir de los lenguajes simbólicos que operan dentro de la historia del arte y la cultura visual de occidente, los cuales son reconfigurados en relaciones contradictorias y de contrastantes, poniendo al límite la correspondencia entre forma y contenido.
Dávila representa estas oposiciones a partir de diversas perspectivas: las disposiciones estructurales de ciertos materiales que pueden llevar al equilibrio armonioso o al desorden; el uso de rutas periféricas para definir el espacio arquitectónico y la presencia de los objetos. Todo esto hace que sus obras coexistan en la fragilidad y la resistencia, la calma y la tensión, el orden geométrico y el caos aleatorio. Las características de los materiales son de suma importancia, ya que Dávila dispone de ellos como si fueran los elementos básicos del dibujo para crear construcciones que ponen a prueba nociones de equilibrio, estabilidad y permanencia; haciendo que el espectador tenga la constante pregunta de “¿Qué pasaría si…?”.
Sus esculturas juegan con la física, la dureza y fragilidad de los objetos (piedras, vidrios, globos, metales, entre otros), dando una sensación de intranquilidad, de que en cualquier momento todo puede caerse y acabar. Pero más allá de esto la pregunta que persiste es ¿cómo se mantiene esa delgada línea entre estabilidad y desorden?, dando a entender que sus procesos son mucho más que artísticos, son matemáticos y milimétricos, sin dejar nada al azar.