El plástico se ha convertido en la plaga del siglo XXI, causando estragos en la vida de los ecosistemas terrestres y marinos. Los países del mundo han empezado a crear estrategias para disminuir su consumo y producción, alentando el uso de productos no contaminantes o implementando impuestos a los consumidores que quieran utilizar plásticos de un solo uso. Pero estas medidas no han sido tan efectivas debido a que las penalizaciones no han sido fuertes y muchas autoridades hacen los ojos para el otro lado.
Francia se ha convertido en uno de los pocos países que le han declarado fuertemente la guerra al plástico. Sus medidas van más allá de penalizar al consumidor de estos productos contaminantes, sino también a los productores que siguen elaborando productos empaquetados o envasados en plásticos no reciclados.
Para el año 2020, el gobierno francés quiere implementar un nuevo sistema de precios que impulse a los productores a dejar el plástico o que empiecen a utilizar envases totalmente reciclados. La idea es que los productos que se vendan en envases no reciclados costarán un 10% más que los que sí lo son, haciendo que el consumidor escoja entre la opción que más le convenga, poniéndole presión a los productores a cambiar sus métodos.
Con esto se quiere que los consumidores se den cuenta de la importancia del reciclaje y de que pueden pagar menos por algo que está ayudando al planeta. Se espera que esta medida de precios ayude a aumentar el reciclaje del país ya que en este solo el 25% del plástico producido es reciclado.
En los próximos años se espera que la producción de plástico disminuya gracias a la invención de nuevos envases que son hechos a partir de productos vegetales y a regulaciones más estrictas que no permitan que productos que no se necesitan de envoltorios lleguen al mercado en paquetes de plástico.