Su trabajo de arte participativo voló hasta la Ciudad de México y creó un vínculo interactivo entre los asistentes, sus obras y el espacio en general. La exposición que fue curada por Juana A. Gaitán y nos mostró una percepción diferente de diagramación en el museo, con su exposición Sunday.
Desde el comienzo Carsten da la posibilidad de involucrarse con sus instalaciones; nos recibe una gran red de laberintos envolventes en unas estructuras de metal suspendidas, que por momentos hace pasar sobre los demás espectadores, dejándonos la libertad de decidir por donde adentrarnos, la imponente estructura de cinco metros de altura llamada Decisión Tubes permite conocer nuevos espacios del museo que nunca se habían conocido, pues los lugares a los que llevan los túneles se prestan para darnos nuevos puntos de vista.
Luego de pasar por un corredor de espejos con puertas automáticas Sliding Doors, en el que nuestro reflejo hace distorsionar los espacios, ingresamos a la sala uno del Museo, donde una repetitiva y fuerte instalación de luces inunda nuestra visión, como en un gran show comenzamos a dejarnos seducir por las luces y nos posamos por varios minutos frente a esta pieza, que sin duda alguna, fue la más impactante.
La formación de Carsten como ingeniero agrónomo parece, por momentos, que no está tan desligada de sus obras como pareciese, pues con algunas de sus piezas da la impresión que cultiva procesos conceptuales y emanan de la tierra figuras disruptivas, que gracias a componentes técnicos nos permiten interactuar con ellas.
La autoexploración que existe de una sala a otra es parte de su obra y la interacción humana se ve en todos lados, son éstas sus salas de laboratorio, donde nosotros los espectadores experimentamos.
Mientras se recorren las demás salas, juega una y otra vez con los sentidos, distorsionando la realidad con un pequeño casco que giraba la visión. Luego pasamos a ver camas con delicados movimientos por todo el salón, que rayaban el espacio con formas ornamentales rojas y azules en el piso.
Al llegar al final de la exposición sentí algo de decepción, pues sus famosos hongos no hacían parte de esta magnífica experiencia, pero luego de reflexionarlo pude entender que no fueron necesarios para distorsionar la realidad. Sunday es una exposición que vale la pena vivir, ya que permite entender los espacios de otra manera, una menos esperada, una menos predecible.
La exposición está del 29.03.19 al 30.06.19 en el Museo Tamayo.
Por Misael Jiménez @misadeseis