EXCLAMA ideó el concurso de fotografía EXPERIMENTA para conocer y promover el talento de nuestros lectores interesados. La convocatoria estuvo llena de iniciativas, de creatividad y sobre todo, de curiosidad.
Dos de las propuestas ganadoras, aunque recorren caminos fotográficos prácticamente opuestos, son altamente talentosas, tanto plástica como conceptualmente.
Robert Max Steenkist ganó el segundo puesto del concurso con su serie Plazas de mercado: paisajes de integración.
Steenkist es un hombre polifacético; escribe poesía, trabaja en un colegio, hace parte de la Fundación Bogotham Arte y Cooperación, participa en la empresa de turismo sostenible Boga Travel, y es, por supuesto, aficionado a la fotografía (cosa que lo llevó a fundar el colectivo Foto.MUST, cuyos proyectos buscan siempre tener un alto impacto social).
Plazas de mercado: paisajes de integración nos llamó la atención porque, además de lograr un comentario espacio-temporal, tiene una coherencia en sus escenarios que revelan momentos de humildad, pero sin una mirada porno-misérica, compadeciente o arrogante.
Estas fotografías no pretenden ningún artificio, no buscan encantar al ojo con un montaje falso. Lo que el fotógrafo hace es señalar una posibilidad, crear en la retina una imagen probable de una sencillez extrema. Sin conceptos pesados. Y la simple idea de esa posibilidad genera una extraña reacción de humor. Poco importa si los bordes de la fotografía no coinciden con el fondo, o si las proporciones entre la fotografía y el fondo no se respetan. Lo que importa es hacer la sugerencia.
La serie fue realizada entre abril y junio de 2011 e investiga dos puntos distintos:
En primer lugar está el Mercado como espacio. Sin importar si se trata de lugares ‘desarrollados’ o subdesarrollados’, los mercados se han tratado siempre de lo mismo: la convivencia humana, la invitación al intercambio, la ansiedad por alimentarse, la historia de recorridos y manos trabajadoras que han impulsado los productos hasta los ojos del consumidor… “Quise aprovechar la capacidad que tiene la fotografía de congelar el tiempo para proponer nuevas formas de integración en un mundo globalizado. Las carreras del mundo capitalista y sus jóvenes integrantes a veces no dejan espacio para rescatar los secretos maravillosos que guardan espacios como las plazas de mercado”. Dice Robert Max Steenkist
En segundo lugar está la exploración temporal. “Me seduce la dualidad que tienen las cosas: la fotografía congela un instante del pasado y lo trae hasta el presente; traslada una cara hasta el otro lado del planeta, volviendo lo local, universal; lo fijo, móvil, etc.
De igual manera, traté de sobreponer dos tecnologías fotográficas: una análoga, ya considerada caduca por muchas personas, y otra digital, lo último en guarachas. Como cualquier otra expresión artística, aquí nadie inventa nada de ceros; la fotografía sólo puede evolucionar si conocemos y tenemos en cuenta lo que ya se ha hecho.” Cuenta Steenkist.
Finalmente, le preguntamos a los dos ganadores acerca de su visión sobre las nuevas posibilidades digitales. Esto es lo que dice Steenkist:
“Soy feliz viviendo en un mundo donde la fotografía puede ser vivida por todos. Quienes consideramos esto como una actividad profesional, tenemos el reto de enriquecernos de todas las expresiones que las cámaras, los celulares y los computadores dejan como testimonio de una era de democratización de las tecnologías, las cuales eran, hasta hace algunos años, privilegio de pocos.
Una sola preocupación me atormenta constantemente: con la proliferación de las tecnologías crece también la producción de basuras no renovable que jode tremendamente a nuestro planeta. La utilización de mega-metales es causa de guerras civiles y corrupción en los países más pobres…debemos ser conscientes del impacto que tiene esta nueva ola tecnológica que va muchísimo más allá de nuestras expresiones artísticas”.
Diana Sandoval por su parte, no sólo obtuvo el tercer puesto otorgado por el jurado EXCLAMA, sino que el público aplaudió su trabajo con más fuerza que el del resto.
La serie MakeUp & Music, realizada en 2011 sorprende por su sensibilidad al color, por la coherencia de su concepto y por que demuestra una producción exigente y perfeccionista.
“Con la serie MakeUP & Music buscábamos hacer un homenaje a algunas estrellas de la música que han dejado huella no sólo por su música, sino por su estética. Nos pusimos el reto de buscar el camino y llegar a una imagen en la que fuera fácil reconocer esas estrellas. Todo por medio de la iluminación, el maquillaje, la actitud de la modelo y el retoque. Un verdadero trabajo en equipo”, cuenta Sandoval.
El trabajo es puntual, conciso, claro y efectivo. La confusión es algo que este proyecto no se permite, y el espectador, además de reconocer inmediatamente a Beyoncé, Bjork y Cher, se deja perder a continuación en la acertada combinación de colores que refuerza la identidad de cada personaje.
Diana Sandoval piensa en sí misma como una creadora de imágenes, más allá de ser estrictamente fotógrafa o editora. El color siempre ha sido un foco imponente en su trabajo y afirma que en MakeUp & Music hizo un gran esfuerzo por lograr que la imagen evocara a las figuras reales lo más fielmente posible, con lo cual el trabajo se sale de las esferas del capricho.
Esta fotógrafa está en un período de satisfacción por notar que su arduo trabajo está dando frutos; después de explorar varios procesos, Sandoval dice que sus imágenes empiezan a encontrar su propia personalidad. Cada vez logra de una mejor manera llevar a la realidad imágenes que solo estaban en su cabeza y hacer que el público las comprenda como ella las comprendió en un principio. La parte comunicativa de su arte está empezando a madurar y eso es un paso básico en el camino hacia el éxito de cualquier creador.
Esta es su visión sobre las nuevas posibilidades digitales:
“Aunque aprendí fotografía con una cámara análoga, definitivamente me considero hija de la era digital. Mi trabajo no sería el mismo sin la versatilidad y ayuda de las herramientas digitales.
A diferencia de algunas opiniones, creo que en la actualidad la técnica, el buen desarrollo y el buen manejo de las herramientas son indispensables. La fotografía ahora es más amigable y eso hace que muchas más personas se interesen en ella. Eso es más bueno que malo, pero tiene un poco de ambas”.