El artista Olafur Eliasson creció entre Islandia y Dinamarca, en donde estudió Bellas Artes. Posteriormente, se mudó a Berlín y fundó el Studio Olafur Eliasson, un espacio ocupado actualmente por más de noventa personas, entre artesanos, técnicos especialistas, arquitectos, administradores, programadores audiovisuales e historiadores del arte, que junto al artista trabajan en el desarrollo de proyectos y exhibiciones. El estudio funciona como un lugar para archivar y crear estrategias de comunicación para la difusión de su obra, al mismo tiempo que para llevar a cabo talleres y eventos que promueven el intercambio artístico con instituciones alrededor del mundo.
La producción del artista danés se mueve entre los medios tradicionales como la escultura, la pintura y la fotografía, y los nuevos como el video y la instalación. Su estudio, precisamente, le permite crear proyectos e intervenciones artísticas pensadas para activar el paisaje urbano y las zonas públicas de las ciudades, de manera que así tiene la posibilidad de escapar de la rigidez de las galerías y los museos. Sin duda, esto evidencia la intención de Eliasson por explorar las posibilidades cívicas del arte. Esto se complementa además con su labor de profesor en la Universidad de Bellas Artes en Berlín, cargo que le ha permitido llevar a cabo proyectos como el Institute for Spatial Experiments; un programa experimental de educación artística hizo posible durante un periodo de cinco años (2009-14).
Pese a la importancia del tono educativo en su arte, las obras de Eliasson también evidencian el peso que la forma y el contenido tienen al momento de crear. Sus piezas están atravesadas por un interés latente en la percepción, el movimiento, la experiencia y los sentimientos del ser en la sociedad contemporánea. Por esta razón, a menudo reflejan una reflexión en torno a preocupaciones filosóficas y globales. Resulta un ejercicio difícil definir la estética del artista, pues aunque la geometría es una constante, la inclusión de materiales orgánicos en sus esculturas e instalaciones, al igual que la experimentación con respecto a las posibilidades de la luz y el color en la fotografía, el video y la pintura, le otorgan a su obra un carácter onírico y un tanto fresco que rompe con la apariencia prolija y limpia de las figuras geométricas.
Explorar la concepción artística de Eliasson requiere un esfuerzo por parte del espectador, impulsado por el deseo de ver más allá de lo literal. Las obras del artista danés se construyen a partir de numerosas capas en las que se conjugan forma, contenido e intención, de manera que están pensadas como un todo que debe ser descifrado. Como mucho de lo que Dinamarca le ha dado al mundo del arte, las piezas de Eliasson están cargadas de un misterio, que, sin mucho esfuerzo, logra atraer la atención del público.
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