El eterno y ya trajinado debate de qué es arte y por qué cosas que no deberían estar en un museo están en un museo no tuvo lugar en MOVE!, el inusitado evento con el que el MoMa celebró el pasado Halloween en PS-1.
Escrito por: Marcela Riomalo
Fotografía por: Marcela Riomalo
Como parte del programa Free Space, el director del museo, Klaus Biesenbach, en conjunto con el periodista David Colman y Cecilia Dean, co-fundadora de revista Visionaire, organizó dos días de genial extravaganza. Durante un fin de semana, catorce importantes diseñadores de moda se aliaron con catorce artistas contemporáneos para llenar las salas del museo con diferentes performances e instalaciones temporales, danza, música y high-end fashion.
Las duplas incluyeron a Marc Jacobs y Rob Pruitt, Alexander Wang y Rashaad Newsom, Terraence Koh e Italo Zucchelli, Brody Condon y RodarteNarciso Rodriguez y Jonah Bokaer y Cynthia Rowley y Olaf Breuning, entre otros. Los unos instalaron una suerte de salón de belleza gigante con una pared tapizada de pelo, los otros se inventaron una pasarela cibernauta y los otros recrearon una fábrica humana de teñir vestidos.
En palabras de Dean, “ésta claramente no era una feria artística por excelencia. El público tenía que entender el arte desde un lugar muy distinto del que está acostumbrado a hacerlo en un museo o una galería”. Que la gente haya entendido MOVE! como arte puro es cosa mas bien poco factible y probablemente irrelevante. La iniciativa, no obstante, hace reflexionar sobre la (a veces no tan fina) línea entre arte y fashion. “La invitación era experimentar, interactuar y navegar”, dijo Dean, y en ese sentido, los asistentes a MOVE! cumplimos a cabalidad la cita.