El niño cordobés de familia gitana Joaquín Pedraja Reyes viajó a la edad de 12 años hacia Madrid para comenzar sus estudios en danza. Tres años después fue admitido en el Ballet Nacional de España, compañía con la que viajo alrededor del mundo y en la que se inauguró como bailarín solista.[/td_text_with_title][td_text_with_title custom_title=»MANIFESTO» header_text_color=»#ffffff» header_color=»#000000″ image_pos=»img_first»]
Gitano de nacimiento, Joaquín se ha encargado de transmitir un grito a la libertad de su pueblo, maltratado y perseguido, a través del baile y la música. Desde 1992, año en que creó su propia compañía con la que ha montado exitosos espectáculos alrededor del mundo, Joaquín Cortés ha sido un revolucionario del flamenco llevando a escenario un espíritu hechicero, rebelde, gitano transmitido entre cada tango y bulerías.[/td_text_with_title][td_text_with_title custom_title=»TERRITORIOS FÍSICOS» header_text_color=»#ffffff» header_color=»#000000″ image_pos=»img_first»]
“Soy un nómada del siglo XXI como buen gitano. Antes los gitanos viajaban en carromato con las vacas y los caballos. Ahora es diferente, obviamente viajo en avión. Me considero un embajador de mi país y de mi cultura”, comenta Cortés. Luego de dejar Córdoba para consolidar su carrera profesional en Madrid, Joaquín comienza una gira sin fin por millones de escenarios pisando así las tablas del Metropolitan de Nueva York, el teatro del Champs Elysees y el Palacio de Congresos del Kremlin de Moscú.[/td_text_with_title]
A pesar de ser criticado por los puristas del flamenco, Joaquín Cortés logró fusionar con audacia la música clásica flamenca con la música moderna y recurrir en sus escenarios a recursos tecnológicos llamativos para nuevas audiencias. Además de enfrentarse a escrutinio por su característica forma de bailar con el dorso desnudo. “Soy anticrítica, no hay que bailar para la crítica sino para la gente y para ti mismo” comenta Joaquín quien se asegura de entregar en cada uno de sus shows una actuación impecable y revolucionaria evitando cualquier tipo de sinsabor en el público.[/td_text_with_title][td_text_with_title custom_title=»OBRA» header_text_color=»#ffffff» header_color=»#000000″ image_pos=»img_first»]
Además de ser bailarín de pura sepa, la obra de Joaquín Cortés trasciende los escenarios hacia el cine y la publicidad. Con su compañía han hecho montajes de reconocidas obras como Romance Amargo, Soul, Cibayí y probablemente la más recordada Pasión Gitana, con vestuario diseñado por Giorgio Armani. Se ha destacado como coreógrafo de innumerables espectáculos del mundo, desde J.LO hasta bailar en Oslo en una ceremonia del Nobel de Paz. En el cine debutó en La flor de mi secreto de Almodóvar, luego en Flamenco de Carlos Saura película recordada por la escena que termina con un profundo suspiro luego de bailar una farruca. Su protagónico fue en el largometraje Vainilla y chocolate del director italiano Cirol Ipolito.[/td_text_with_title][td_text_with_title custom_title=»REFERENTES» header_text_color=»#ffffff» header_color=»#000000″ image_pos=»img_first»]
En continuas ocasiones Cortés ha mencionado que su tío fue quien lo metió en el mundo del baile, pues en su familia era visto como un héroe cada vez que regresaba de giras con su compañía de danza. Motivado por esa inspiración familiar empezó a bailar, estudiar y a producir sus propias coreografías.[/td_text_with_title]