Los puentes como elemento conciliador y símbolo de unidad se reinventan dando nuevas posibilidades arquitectónicas y estructurales como es el caso del museo Yusuhara.
Reinventando y extendiendo la función de los puentes, los arquitectos Kengo Kuma y asociados hicieron en Yusuhara, Japón, un puente museo. Esta obra arquitectónica encierra un concepto práctico y una estética de armonía con el entorno. Además de integrar el diseño sostenible al usar piezas pequeñas innovan en la idea de espacio.
La institución museo Yusuhara, desde su construcción estaba separada por una carretera, y de una manera ingeniosa, los arquitectos unieron las instalaciones a través de un puente, que a su vez es mirador, taller, residencia artística y lugar de exhibición.
El puente funciona como un pasadizo en el cual se encuentran cubículos en vidrio que funcionan como lugar e trabajo y exhibición simultáneamente. Además, gracias a los materiales en los que está construida la estructura, su iluminación permite que sea utilizada como lugar de trabajo.
Las vigas de madera entrelazadas y sostenidas solo por una columna central dan la ilusión de que el puente flota en el aire, naciendo del paisaje y volviendo a esté. Las formas triangulares que se construyen con la madera hacen que esta siga el contorno de las colinas.
El uso de la madera y su disposición representan el dialogo entre los diseños tradicionales japoneses y el pensamiento arquitectónico contemporáneo.