Crónica de un paseo acústico por La Soledad
Texto por Juan Pablo Gallón Salazar
Fotos por Marcela Riomalo
Revista EXCLAMA y Esteman salieron a darse un paseo por la ciudad. El barrio La Soledad fue testigo de una conversación amena sobre canciones, referentes y proyectos. Acá, reflexiones suscitadas por el encuentro.
Es viernes, hace sol y estamos en medio de ese ambiente retro y elegante que exhala el Park Way, con sus callecitas estrechas y sus casas que tienen el tufillo arquitectónico de otros tiempos y de algunos barrios europeos. La Soledad es el escenario seleccionado por Esteban Mateus, Esteman, y su banda para llevar a cabo ésta, que no es una entrevista, sino una conversación familiar en la que no hay preguntas determinadas ni silencios incómodos. Caminamos. La charla fluye con naturalidad.
Esteban Mateus y su banda, la Esteband, compuesta por Nicolás Mateus, manager, productor y folkero de pura sepa; María Cardona, corista con alma Motown, amante de la pandereta y diseñadora gráfica; Juanita Carvajal, bajista de dedos que denotan sus caminos por el jazz; Pablo Escallón, un guitarrista andariego, y otro parche de músicos virtuosos entre los que se encuentran Julián Bernal, Miguel Cuevas y Camilo Rojas se han hecho cazadores de momentos y sonidos. Nigromantes que mezclan ritmos y tendencias musicales para crear híbridos sabrosos, pícaros y en ocasiones sentimentales.
Parada. Foto. Esteban no le teme a la cámara. El teatro y la magia del performance se le han colado en las venas y le brotan por los poros sin mayor esfuerzo. Parece un personaje que hubiera sido transportado desde otros tiempos, un chico hambriento de referentes, que ha combinado en su cabeza arte y música para crear Esteman. Su figura tiene mucho de esa sensibilidad trastocadora y provocativa al estilo Bowie, David Byrne y Mika. Glamour. Creatividad y espontaneidad empaquetadas en un cuerpo alto y delgado.
Ahora, su cabeza estalla en referentes mientras expone las bases de su proyecto musical y artístico. La propuesta que se dio a conocer en la escena musical colombiana con la canción del Facebook se ha refinado sin perder esencia ni personalidad, ha crecido en sonido y producción y se ha desarrollado en lírica y composición para convertirse hoy en día en uno de los actos musicales más innovadores, prolijos y pegajosos del país. Su primer disco, llamado el Primer Acto, es un popurrí de escenas que le han arrancado a la vida, es un manifiesto cándido y a la vez insolente en el que hay folk, músicas latinoamericanas, rockabilly, funk, boogaloo, soul y después pop del más puro y duro. En los 12 tracks que conforman este larga duración hay menciones especiales a Robotina, a la cara de buey, a Travolta y a Superman, además de colaboraciones con Monsieur Periné y Andrea Echeverri (fan enamorada del proyecto), todo esto armonizado y amenizado con muchos OOOH UOHH! UHO! y EOOO! OH! OH!
Otra vez parada. La banda casi muere arrollada por una mujer que conduce una ruta escolar como si corriera por el circuito de Monza en un bólido de la F1. Son las 4:00 P.M. El cielo bogotano, usualmente gris, se abre y nos regala luz y calor. María se arregla el copete, Juanita juega con Nicolás y Esteban abraza a un árbol. Clic, clic, clic. Un trago de cerveza y una banca desocupada en un parque se hacen preludio para que siga la conversación. Todo, la ciudad misma, sus ritmos y habitantes quedan grabados en la maquinita periodística y se confunden con las palabras de nosotros, que conversamos sobre música, Andrea Echeverry, la época de oro del cine mejicano, los vericuetos del managment, el Facebook, el primer disco y el pop.
“1er Acto es un disco que venimos trabajando desde hace mucho tiempo en el que se ven muchas caras de Esteman y se puede apreciar esa versatilidad de lo que nosotros queremos mostrar con la música pop. El pop no como algo genérico, prefabricado o con letras ya masticadas, sino como algo que rompe esquemas en todos los sentidos”, advierte Esteban. “Esteman es una cosa dulce, una cosa para masticar, pegachenta y pegajosa. Con eso nos gusta jugar. Es coger esa melosería que tenemos los latinoamericanos y los colombianos y llevarla un poco a la burla, a tomar del pelo con ello, porque creemos que se puede llegar a ser cursi de una manera chévere, de una manera más auténtica”, agrega.
El primer beso. El primer viaje solo. El primer sueldo. El primer concierto. La primera vez que le partieron el corazón. El primer acto. Qué son estos referentes sino escenografías de lo pop. Qué son estos episodios sino fragmentos de lo cotidiano que alimentan todos nuestros productos culturales: desde las telenovelas, hasta la música. El pop es la materia prima referencial de este mundo y no se esfuerce en negarlo, pues hasta el metalero más metalero alguna vez le regalo un peluche a la novia.
El encuentro va terminando. Un saludo cordial. Un agradecimiento mutuo por el tiempo. Ellos salen por un lado, nosotros por el otro. Y al final, esto nos queda: palabras y fotos que son recuerdo de una muy buena tarde en compañía de Esteman.