Escrito por: Rocío Lago
El momento de encuentro entre Elsa Schiaparelli y Salvador Dalí cambió para siempre la moda, generando una yuxtaposición entre lo ordinario y lo extraordinario. Schiaparelli se las arregló para convertir la confección de indumentaria en una forma de arte con diseños innovadores y conceptos que iban más allá de la simple prenda.
Cuando a principios de los años 20 hacia su debut como diseñadora de moda en París, no imaginó las consecuencias de sus pioneras propuestas. En una época donde reinaba el estilo minimalista y sencillo de su histórica rival Gabrielle Chanel, Schiaparelli ofrecía color, humor, e innovación en sus diseños; ese mismo pensamiento adelantado llevo a que Chanel la denominara “esa artista italiana que hace ropa”.
Durante los años 30 Schiap forjó relaciones creativas con varios artistas surrealistas incluyendo a Man Ray, Marcel Duchamp y Jean Cocteau, pero fue Dalí el que produjo la mayor influencia sobre ella. Su colaboración con él duró desde el año 1936 a 1938, notablemente durante esa época produjo los atuendos que cautivaron más la atención del público.
Su trabajo se basó en la incorporación de elementos de la vida cotidiana que perdían su sentido clásico funcional para adquirir otro; aspirinas como botones, chuletas de cerdo como sombreros, para Schiap el diseño no era un trabajo era un arte. Pero luego de la segunda guerra mundial se vio envuelta en un mundo austero donde sus diseños ya no se encontraban en sintonía con el periodo. Su casa cerró en 1954.
La moda no le rindió tributo hasta 1980 cuando Yves Saint Laurent, Christian Lacroix y Karl Lagerfeld mezclan lo avant-garde con una estética irreverente y humorística. Este renacimiento del surrealismo como forma de expresión en la moda atiende a una razón muy simple: el surrealismo siempre ha formado parte de un imaginario colectivo e inquebrantable que ha alimentado, y sigue alimentando, a una nueva generación de diseñadores a los que se podría denominar como “los surrealistas de nuestro tiempo”.
Diseñadores como Stephen Jones dan tributo a una de las características más comunes del surrealismo, la colocación de objetos cotidianos en lugares inusuales. Partes de muñecas, paletas de pintor, frutas, platos y hasta el mismísimo zapato utilizado años anteriores por Elsa Schiaparelli abundan en sus diseños. Cabe destacar que a través de los años los sombreros han ofrecido algunos de los ejemplos más interesantes de esta filosofía surrealista.
Sin embargo, el desplazamiento o reemplazo de objetos por otros no se limita solo al ámbito de la moda en sí. El uso de objetos no relacionados tradicionalmente con la moda es común entre los diseñadores contemporáneos. Viktor & Rolf han a menudo utilizado objetos tales como campanas, almohadas e incluso proyectores en sus diseños.
Le-Tan con sus maravillosos bolsos-libro perfeccionó la descontextualización surrealista en un producto comercial que todas las celebrities desean tener. Pero este movimiento surrealista no solo ha sido tomado como referente general, sino que también distintos diseñadores lo toman en obras específicas que luego es traducido a sus diseños. Piezas icónicas como el vestido que vistió Wallis Simpson en una serie de retratos magníficos de Cecil Beaton, ha inspirado piezas de Lulu Guinness, la diseñadora famosa por sus alocados accesorios. “Creo que la pieza más surrealista que he diseñado en mi carrera es el bolso inspirado en el vestido de la langosta, influenciado directamente por Schiaparelli”, confirma la diseñadora. Una de sus obras mas icónicas, el bolso en forma de labios, también traza una línea recta entre el surrealismo y la moda. “Me gusta que haya un elemento de humor en mis bolsos”, dice Guinness, quien añade que sin Schiaparelli no habría podido crear algunas de sus creaciones más icónicas, “Estoy enormemente influenciada por ella”.
La moda siempre le ha rendido tributo al arte en miles de formas; editores y diseñadores toman inspiración de los movimientos artísticos de principios del siglo XX. La moda se convirtió así en una de las yuxtaposiciones más visibles del surrealismo entre lo ordinario y lo extraordinario, la desfiguración y el embellecimiento, el cuerpo y el concepto, la simulación y la realidad. Los diseñadores contemporáneos encuentran a través del surrealismo una vía de escape de la realidad, donde crean sin límites, liberados de sus miedos y representando la parte más intima de sí mismos, donde lo infantil y primitivo se convierte en el centro de la metáfora surrealista.