El diseño no debe sustituir la realidad esta debe surgir del entorno, teniendo esto como meta en su obra el arquitecto Marco Casagrande logra esta exótica construcción.
La creatividad de las creaciones arquitectónicas sorprende frecuentemente, sin embargo este proyecto es un caso exótico, novedoso y sensorial. Se trata de una estructura orgánica, contextual y espacial que se encuentra en las dunas de costa Wenduine-Bélgica. Esta construcción abarca 45 metros de largo y tiene 10 metros de ancho construídos con ramas de sauces.
Este dinámico proyecto es obra del arquitecto Marco Casagrande, quien junto a su equipo de arquitectos y expertos locales trabajaron durante 4 semanas en el gusano de arena. Casagrande describe al gusano como una obra de “arquitectura débil”, apelando a metáforas orgánicas, es una estructura hecha por el hombre que quiere evadir su presencia prefabricada y mezclarse entre lo flexible y natural.
La simbiosis con el paisaje que logra esta estructura hace que sus visitantes al pasear dentro y alrededor de esta estructura no cambien su percepción del ambiente usándolo para meditar y resguardarse del sol mientras pasean por la playa.
Casagrande explotó todas las posibilidades del material, dándonos un juego de luz y sombra entre el interior y el exterior, la textura tiene un orden orgánico que invita a recorrer con los ojos y con los pies toda esta construcción. Esta estructura nos enfrenta a nuevas puntos de vista de la arquitectura, que marcan distancia con la vida industrial. Casagrande habla del planteamiento de su proyecto diciendo que “El diseño no debe sustituir la realidad esta debe surgir del entorno” abriendo el imaginario de lo que podrían ser nuestras construcciones acrtuales.